La telemedicina, cuyo origen y evolución evidentemente tienen relación estrecha con el avance de la telecomunicación, posee vigencia hace relativamente varias décadas. Pero desde su primera aparición formal, en la edición de 1924 de mano de la revista Radio News, en la que una ilustración referenciaba una televisión con micrófono integrado, además de indicadores para medir latidos del corazón y temperatura corporal, es en la actualidad que se puede apreciar más claramente su consolidación debido a las consecuencias del aislamiento y distanciamiento social.
La investigación científica juega siempre un papel fundamental en todos los aspectos de la vida, pero si nos centramos en su aplicación para con la telemedicina podemos apreciar que esta última tuvo una importante reestructuración y protagonismo, tanto en los programas gubernamentales como en las instituciones de educación superior, centros asistenciales y similares
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Si buscamos ejemplos de lo mencionado tendremos a nuestro alcance sobrados cosos en todo el mundo, pero en términos de practicidad existen dos ejemplos que invitan a imaginar el resto de ellos. El primero, a nivel de investigación generada desde la academia, tiene su origen en un proyecto de la Universidad Politécnica y Artística del Paraguay y el segundo, a nivel de programa institucional, acontece en Colombia de la mano de un centro asistencial.
En el primer caso, la universidad desarrolló el proyecto denominado “Implementación de telepsiquiatría en Paraguay: atención de la salud mental en tiempos de COVID-19” desarrollado en su primera etapa en el año 2020 y cuyo objetivo es el de brindar soporte en el ámbito de la salud mental, teniendo en cuenta la pandemia por covid-19 como amenaza para la misma. Un ciclo de webinars que contó con profesionales locales, de universidades regionales, así como de instituciones de europeas. De esta experiencia se obtuvieron datos y tópicos que fortalecerán dicha iniciativa, estos serán parte del compendio de conocimientos que se desprenderán en siguientes etapas, teniendo en cuenta que la universidad cuenta con un Centro de Investigación y con modernos hospitales universitarios.
Cabe destacar que el mencionado proyecto fue adjudicado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), institución encargada de formular y proponer al Gobierno de Paraguay las políticas nacionales y estrategias de ciencia, tecnología e innovación, un dato que demuestra la importancia de promover los resultados para consignarlos a la utilidad general. En el segundo ejemplo, el instituto privado de Coloproctología (ICO), con sede en Colombia, diseñó junto con la entidad prestadora de los servicios de salud (EPS) SURA un programa de teleconsulta abocado a mantener las actividades propias de la coloproctología y la fisioterapia del piso pélvico para garantizar a los pacientes la atención y el acceso ininterrumpido.
Los resultados demostraron que la telemedicina, al igual que otras actividades basadas en el teletrabajo, generaron gran satisfacción en médicos y pacientes, proyectando así que este servicio obtendrá cada vez más aceptación y efectividad, los datos de este programa fueron analizados en una investigación desarrollada por Juan Ricardo Márquez Velásquez. Teniendo a la pandemia como escenario de fondo queda esperar que cada vez más iniciativas consoliden a la telemedicina como una opción fortalecida entre los servicios orientados a la salud, así como que esta forme parte de investigaciones por parte de universidades y sus resultados queden al servicio de la comunidad científica para su constante desarrollo.
