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La problemática del embarazo precoz adolescente en Latinoamérica

La problemática del embarazo precoz adolescente en Latinoamérica

El embarazo precoz no es solo una problemática de salud pública en América Latina y el mundo, conlleva además alcances en el desarrollo psicoemocional, social, laboral, económico y educacional. Los factores desencadenantes, así como los efectos de una maternidad temprana, encuentran en Latinoamérica un escenario que propicia esta problemática de forma creciente. La UNFPA estima que, en conjunto con el Caribe, ambas regiones registran la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes en el mundo con un 18% de nacimientos que corresponden a madres menores de 20 años.

La génesis del embarazo temprano en la región tiene factores ampliamente estudiados y varían en menor o mayor medida dependiendo del país, pero cada uno de estos está presente en la mayoría de los contextos. La OPS cita entre los factores de la actividad sexual temprana a la presión del entorno, curiosidad, necesidad de sentirse atractiva/o como algunos de origen psicosocial. En el sentido del contexto se encuentran la pobreza, falta de educación, familias disfuncionales, violencia sexual entre otros derivados de condiciones de vida precarias.

Es aquí donde la problemática de salud pública trasciende a una mucho más compleja, un círculo vicioso en el que las jóvenes madres se ven vulneradas en muchos derechos; abandonan los estudios, acceden a trabajos precarios, sin mencionar los riesgos y efectos sobre la salud de las mismas durante todo el proceso gestacional y posterior. Los costos para las naciones en asistencia y cuidados equivalen al 0,35% del PIB de los países de América Latina y el Caribe, según las estimaciones de UNFPA.

El embarazo adolescente conlleva drásticos cambios en la calidad de vida de las adolescentes, las mimas que en su gran mayoría se ven obligadas a abandonar sus estudios secundarios o terciarios, este último según las estadísticas difícilmente será retomado. A su vez, el cuidado de los neonatos, en ocasiones, es derivado a familiares o al entorno, generando un quiebre en el núcleo familiar, a más de estigma social en la madre y discriminación.

Estos factores bajos los que será criado el niño o niña pueden nuevamente ser “caldo de cultivo” para futuros jóvenes con padres ausentes, sin preparación, con carencias de todo tipo; un escenario en el que la delincuencia y la posibilidad de repetir el ciclo de embarazo precoz son solo algunas de las consecuencias.

En una investigación denominada “Embarazo precoz en adolescentes que acuden al Hospital Distrital de Ñemby, durante los meses enero a diciembre del año 2020” se demuestra esta tendencia de forma clara. Del total de adolescentes embarazadas que acudieron al centro asistencial, el cual se encuentra en departamento Central de Paraguay, el 39% de ellas confirmó deserción escolar debido al cuidado del neonato, el 36% por la escasez de dinero, el 22% para buscar trabajo y solo el 3% afirmó continuar con sus estudios.

Además, El 56% de las encuestadas afirmaron que su fuente de ingreso es su familia, mientras que el 41% afirma que es su pareja y solo el 3% obtiene sus ingresos con trabajo. El 94% de ellas refirió no haber participado de algún programa del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, solo un 6% de ellas afirmaron su participación.

Cabe destacar que los recursos destinados al cuidado de los niños conforme se desarrollan con los años aumenta de manera drástica, por lo que la deserción en la educación puede aumentar aún más, así como la necesidad de los padres de conseguir jornadas extendidas de trabajo propiciando ausencia en el desarrollo de los hijos, falta de cuidados, necesidad de asistencia social e incluso indigencia, una vez más, el círculo vicioso se observa como una posibilidad peligrosamente latente.

Por otra parte, y teniendo un claro panorama sobre los factores desencadenantes y los efectos del embarazo precoz en tejido social, la mayoría de estudios y expertos en el tema recomiendan  educación sexual como mecanismo mediante el cual se puede garantizar la capacitación de los jóvenes, evitando así una temprana incursión en la sexualidad sin tener en cuenta los riesgos que ello conlleva.

Además, los programas ministeriales e internacionales promovidos de forma coordinada para llevar adelante iniciativas que alienten una juventud más consciente acerca de estos temas. Incluso, las universidades, asociaciones y grupos de respaldo deben destinar esfuerzos en generar espacios de capacitación para afrontar la visible deficiencia de los gobiernos en cuanto a la asistencia preventiva y posterior referente al embarazo precoz.


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