Una investigación realizada por la Dra. Roniele Andrade Palmeira, y publicada en la revista científica de Universidad Politécnica y Artística del Paraguay, nos habla sobre la importancia de comprender la sexualidad de los adultos mayores, un tema, que como bien se menciona en el estudio, conlleva un necesario proceso de quebrar paradigmas sociales e incluso científicos. Romper el falso concepto sobre la incapacidad sexual de los adultos mayores, considera, es un punto de partida para abordar la discusión.
La evolución de las diferentes concepciones sobre la sexualidad humana atravesó desde la idea de la reproducción como único objetivo, rechazando al placer como elemento relevante, hasta considerarla como un privilegio exclusivo de los jóvenes. En este sentido, a pesar de los avances al respecto, el adulto mayor tuvo una relevancia menos marcada como objeto de estudio, a consecuencia, en la actualidad, los expertos buscan fortalecer la discusión entorno a personas de edad avanzada y este aspecto de sus vidas.
Por un lado, es importante aclarar que con el pasar de los años existen deterioros fisiológicos que tiende a recaer sobre los órganos y sistemas, incluyendo, evidentemente, sobre el aparato genital, causando cambios fisiológicos, así como modificaciones en el ciclo sexual, no obstante, existen estudios que demuestran que esto no afecta el deseo ni la capacidad de tener relaciones, más bien, es la forma de intimación la que varía.
Además, al contrario de lo que se podría creer, existen algunas ventajas en la sexualidad del adulto mayor con respecto a la de los jóvenes, por ejemplo, si estos últimos, en el caso de los hombres, sufrieron de eyaculación precoz, la experiencia duranta a vejez puede ser más placentera debido a un mayor tiempo de erección, esto porque la eyaculación en el adulto mayor requiere de más estimulación y la erección se consigue con lentitud pero con más tiempo de permanencia.
Así también, el periodo refractario, fase de recuperación que ocurre después de que un varón ha experimentado una eyaculación y la pérdida de la erección, es más prolongado en el adulto, por lo tanto, este tiene más tiempo para dedicarse a otras actividades sin la presión psíquica de tener que saciar las ganas de relacionamiento. Incluso, investigaciones señalan que pueden tener orgasmos sin necesidad de eyaculación.
Mientras que por el lado de la mujer anciana tampoco existen pruebas de una incapacidad sexual, es más, estas siguen con la capacidad de llegar a múltiples orgasmos. En este punto, lo importante es comprender que el sexo ya no necesita ser netamente coital, sino que hay múltiples facetas para esa actividad, en esta etapa de la vida lo que prima es la calidad, una profunda armonía, así como autoconocimiento para una sexualidad placentera.
En una sociedad diseñada para ser productiva y reproductiva, atravesada por valores morales y conductas sociales cargadas de prejuicios, no es difícil entender los desafíos que los adultos mayores encuentran
El adulto mayor es discriminado en varios aspectos, pero lo más notorio es la personificación de la inutilidad, evidentemente esto afecta en muchos niveles, incluyendo el sexual. Uno de los paradigmas que deben dejarse de lado es el de verlos como incapaces de ser seres deseantes y deseados, refieren los expertos.
“Existe un enorme prejuicio que nos es impuesto desde la infancia, cuando aprendemos que las princesas son bellas y lindas, y que las brujas son viejas y feas o que los príncipes son hermosos y galanteadores mientras que los hechiceros son viejos y malos. Esos conceptos arraigados en nuestras mentes y reproducidos de generación en generación, hacen que el anciano se vea como feo, malicioso, improductivo, achacoso y que no le resta nada más que un asilo o la fosa (Arango, 1983)”.
La educación sexual es una necesidad imperativa, todos los grupos de edades, generaciones de jóvenes y de la tercera edad, deben comprender que una sexualidad sana y responsable es parte importante del bienestar general. La sexualidad del adulto mayor, además de un ser un derecho, debe ser apoyada e incentivada por los grupos profesionales y sociales, ya que es un proceso del cual todos participaremos.