Cuando imaginamos los avances urbanos de nuestras ciudades, por lo general pensamos en obras de arquitectura y puntos de aglomeración de personas en torno a grandes obras que tiendan a ser metrópolis activas en constante expansión, pero, existe un elemento regularmente olvidado; los cauces hídricos… que por mucho tiempo fueron abordados como causantes de problemas sanitarios e inundaciones, por lo que la entubación paso a ser una acción común debido al crecimiento de las ciudades, la industrialización y el agua como depósito de efluentes de la actividad industrial.
Existen estudios que exploran esta relación y pretenden brindar datos para considerar a los cauces hídricos parte integral de la trama urbana, valorizando su potencial ambiental como espacios de carácter natural para el disfrute de los ciudadanos.
A lo largo de la historia de la humanidad los recursos hídricos han sido esenciales para el desarrollo de las comunidades, esto, a grandes rasgos, tuvo un cambio drástico a partir de la Revolución Industrial, que introdujo una visión en la que los cauces hídricos quedaron relegados y no fueron parte integral de la metrópolis.
En este sentido, resulta claro que entubar cauces significa también excluirlos del paisaje y en sectores en los cuales esto no ha ocurrido se presentan problemas como la contaminación y la ocupación ilegal a lo largo de los cauces. En tanto, los múltiples beneficios que aportan los ríos y arroyos han encontrado algunos aliados alrededor del mundo, quienes destacan la recuperación de ecosistemas, recarga de acuíferos, abastecimiento y espacios recreativos como algunos de ellos.
En países de la región la gestión del paisaje, que la RAE define como “acción encaminada, desde una perspectiva de desarrollo sostenible, a garantizar el mantenimiento regular de un paisaje con el fin de guiar y armonizar las transformaciones inducidas por los procesos sociales, económicos y medioambientales”, está cobrando cada vez más relevancia y aumentan los artículos, así como estudios que centran su interés en sectores determinados de sus territorios, por ejemplo, en Argentina, Colombia y Brasil.
Por su parte, Paraguay atraviesa una especial situación, debido a que no cuenta con salida al mar, pero goza de gran riqueza hídrica. Es uno de los mayores exportadores de energía limpia proveniente de sus hidroeléctricas y cuenta con espacios que alguna vez presentaron gran esplendor, como el Lago Ypacarai, que se encuentra a escasos 20 km de la capital. Además, posee el Acuífero Guaraní, una de las reservas de agua dulce más importantes del mundo.
Uno de sus cauces hídricos urbanos más significativos es el arroyo San Lorenzo. Una investigación denominada “Estudio de parámetros físicos a las aguas del arroyo San Lorenzo en tres puntos de referencia”, analiza la situación de este recurso encontrando que en tres partes diferentes las mediciones son variadas, resaltado que no existe un plan de integración entre este y la ciudad. Además, las acciones humanas e industriales se desarrollan de manera desorganizada y refuerzan la teoría de que tan importante recurso está a merced del crecimiento sin planificación, cabe destacar que el citado arroyo puede ser uno de los principales cauces que contaminan del lago Ypacarai.
Desde una visión holística, el arroyo San Lorenzo es un potencial recurso que podría controlar las inundaciones, destacar como sitio de disfrute local y apoyar la recuperación del lago citado anteriormente, demostrando una gran interrelación entre el avance urbano controlado y la posibilidad de recuperación de otros sitios con potencial turístico, económico y de conservación. Esta situación es similar en toda la región y el abordaje desde el punto de vista de la gestión paisajística demuestra que la recuperación y gestión óptima de este tipo de recursos podría significar una gran oportunidad de beneficios para varios países con dificultades similares.